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Especias orientales: frutales suaves a picantes

Las coloridas y aromáticas especias de Oriente invitan a un festival de los sentidos. Ya en el siglo VII los marinos nos las trajeron a Occidente. Vivieron un periodo "álgido" en las cocinas de los monasterios y en la naturopatía de la Edad Media. Muchos de ellos son bien conocidos por nosotros, otros aún están por descubrir. Convierten incluso las simples lentejas, alubias o garbanzos en platos de delicioso sabor.

La pimienta calienta y es buena contra los pies y las manos frías. La pimienta contiene piperina, un ingrediente activo especial que reduce la fiebre y ayuda con los resfriados en general.

Muchos chiles son ricos en vitamina C y tienen un efecto antibacteriano. Su agudeza provoca a veces una sensación similar al dolor, que libera sustancias propias del organismo, lo que aporta relajación y un calor reconfortante.

El clavo de olor relaja y ayuda contra los dolores de cabeza y de muelas. Masticar un clavel elimina incluso el mal aliento más persistente.

El pimiento, también conocido como pimentón, sabe a una mezcla de clavo, pimienta, canela y nuez moscada, es decir, ardiente y dulce al mismo tiempo.

Santa Hildegarda de Bingen ya utilizaba la nuez moscada contra los estados de ánimo depresivos. Recomendaba a sus pacientes melancólicos unos panecillos de espelta dulce y especiados con nuez moscada.

La maza (macis), la capa de semillas rojas de la nuez moscada, tiene un sabor más suave y picante y también es más valiosa que ésta porque sólo 1 kg de maza cae sobre 400 kg de nuez moscada.

La canela calienta desde el interior y se supone que crea equilibrio mental. Se ha investigado su efecto regulador del azúcar en la sangre, con lo que la canela tiene un efecto preventivo contra la diabetes de la edad adulta.

En la Edad Media, consideraban el cilantro como afrodisíaco. Su alto contenido en aceites esenciales ayuda en los trastornos estomacales e intestinales y tiene un efecto calmante sobre los nervios.

El cardamomo es como el cilantro. La mejor manera de conservar los aceites esenciales y el sabor es sacar las semillas de las cápsulas encapsuladas justo antes de usarlas y machacarlas en un mortero.

La cúrcuma es tan amarilla como el azafrán, la más cara de todas las especias. La cúrcuma sabe a jengibre y tiene un efecto estimulante sobre la digestión y el corazón y la circulación. En cambio, el azafrán, como la nuez moscada, favorece el buen humor.

El jengibre tiene un sabor afrutado y picante y se considera el "fuego divino" entre las especias de Oriente. Se supone que equilibra el desequilibrio interior y también tiene un efecto calorífico.

El comino no tiene nada en común con el alcaravea que conocemos. Es la "especia líder" de la cocina oriental, favorece las actividades digestivas y estimula el apetito.

El anís estrellado aporta a los platos una nota anisada. Ayuda a combatir las flatulencias, alivia la irritación de la tos y es expectorante.

Autor: Brigitte Neumann

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